La tan ansiada final de vuelta de la Copa Libertadores se vio manchada de violencia y fue postergada —más de una vez— y aún no tiene fecha definida para jugarse.
Un nuevo episodio nefasto para el fútbol sudamericano se escribió este fin de semana, tras el ataque al bus de Boca Juniors cuando iba rumbo al Estadio Monumental para disputar la final de la Copa Libertadores, lo que conllevó la postergación del partido.
Cuando todos los aficionados al fútbol esperaban un partido histórico, este se vio frustrado por hinchas de River Plate que lanzaron objetos a las ventanas del bus de Boca Juniors, provocando que los vidrios se rompan y Pablo Perez, entre otros jugadores, resultaran heridos.
Sin embargo, este fue solo el inicio de una novela terrible que luego la Conmebol se encargó de convertir en película de suspenso.
Tras conocido el ataque que afectó a los jugadores ‘xeniexes’, la Conmebol decidió postergar el encuentro. Inicialmente programado para las 3 p.m. (hora peruana) del sábado, se decidió que se juegue a las 4 p.m., luego a las 5:15 p.m. y luego a las 5:45.
Tras idas y venidas. Declaraciones de dirigentes de ambos clubes. Los presidentes de Boca y River acordaron jugar la final el domingo a las 3 p.m. No obstante, volverían a suceder situaciones de incertidumbre que concluyeron en un reclamo de Boca para que el partido tampoco se juegue hoy debido a que sus jugadores aún no se reponían del ataque del día anterior.
Finalmente, la Conmebol accedió y decidió postergar el partido, aunque esta vez, sin fecha definida. El máximo ente rector del fútbol sudamericano convocó a una reunión a ambos presidentes para el día martes en la sede de la Conmebol para decidir dónde y cuándo se jugará la final.